SOCIEDAD MISIONERA JUAN PABLO II

“No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo”

INTRODUCCIÓN

Tomando su inspiración de la encíclica Redemptoris Missio del Papa Juan Pablo II, la Sociedad Misionera Juan Pablo II está formada por un grupo de familias comprometidas a participar activamente de la misión de la Iglesia universal anunciando a Jesucristo, formando comunidades cristianas, atendiendo a las necesidades de los pobres, y encarnando en la cultura los valores del Evangelio, para crecimiento del Reino de Dios en el mundo. La sociedad misionera quiere comenzar su labor misionera trabajando en Cuba.

MISIÓN CUBA1

Siguiendo las pautas de Juan Pablo II sobre la Nueva Evangelización, la sociedad misionera se propone acompañar y apoyar a la iglesia en Cuba en su esfuerzo misionero para despertar una fe viva, consciente y responsable en la sociedad cubana de tal manera que las personas vivan sus vidas según los valores, actitudes, prioridades y criterios de Cristo Jesús.

La sociedad misionera entiende su misión como una obra evangelizadora laical realizada en común con los obispos, sacerdotes, y consagrados en Cuba, integrándose a las tareas pastorales definidas por la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) en su Plan Global de Pastoral. Específicamente el trabajo misionero de la sociedad en Cuba incluye la pastoral familiar, la pastoral de los jóvenes, y actividades caritativas y profesionales.

VIDA ESPIRITUAL DE LA SOCIEDAD

Los misioneros de la sociedad formamos una comunidad de laicos comprometidos con el evangelio y que centramos nuestras vidas en Jesucristo. Reconocemos el papel de Maria de la Caridad, “modelo y estrella de la nueva evangelización,” que nos precede y acompaña en nuestro ministerio.2 La virgen de la Caridad del Cobre ha jugado un papel primordial en la evangelización del pueblo de Cuba a lo largo de toda su historia. La sociedad misionera hace suya la oración de Juan Pablo II a la Patrona de Cuba rogándole que haga “de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas para que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo, único Salvador y Redentor.”3

La sociedad misionera está consagrada a la Divina Misericordia lo cual es una dimensión integrante de nuestra fe y de la vida espiritual de nuestra sociedad misionera. Juan Pablo II nos enseñó que “donde reinan el odio y la sed de venganza, donde la guerra causa el dolor y la muerte de los inocentes se necesita la gracia de la misericordia para calmar las mentes y los corazones, y hacer que brote la paz. Donde no se respeta la vida ni la dignidad de las personas se necesita del amor misericordioso de Dios, a cuya luz se manifiesta el inexpresable valor de todo ser humano. Se necesita la misericordia para hacer que toda injusticia en el mundo termine en el resplandor de la verdad… En la misericordia de Dios el mundo encontrará la paz, y el ser humano, la felicidad.”4

Buscamos vivir nuestras vidas cotidianas practicando las virtudes cristianas de tal manera que nuestra vida dé testimonio del evangelio, y sea modelo y estímulo para los demás.

DIMENSIONES FUNDAMENTALES DE LA VIDA MISIONERA

La sociedad misionera busca mantener un balance adecuado entre las cuatro dimensiones fundamentales que sostienen la actividad misionera: la vida comunitaria, la formación teológica y espiritual, la oración, y el desarrollo profesional. Mantener el balance adecuado significa que los miembros de la sociedad misionera han hecho un compromiso de dedicar el tiempo y de invertir los recursos necesarios para que estas cuatro dimensiones se desarrollen y se mantengan por igual.

La vida comunitaria se refiere a las reuniones frecuentes de los miembros de la sociedad con el fin de compartir la fe, orar en comunidad, planear el trabajo misionero, y fortalecer la amistad y la hermandad entre los miembros.

La formación teológica y espiritual reconoce la constante necesidad de profundizar en nuestra fe. La sociedad misionera anima a sus miembros a tomar cursos de teología en instituciones acreditadas y desarrollar sus conocimientos académicos al máximo según las posibilidades de cada uno. También recomienda la lectura asidua de los textos cristianos (i.e., la Biblia, las encíclicas de la Iglesia, los Documentos de Vaticano II, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, etc.) y de usar parte del tiempo comunitario para reflexionar en común sobre estos textos. La sociedad misionera mantiene una lista de libros técnicos de teología y espiritualidad que recomienda a sus miembros y sobre los cuales se hacen talleres esporádicamente. La sociedad misionera es una institución Católica y se adhiere fielmente a las enseñanzas de la iglesia.

La oración es un componente esencial de la obra evangelizadora. Es precisamente a través de la oración, la contemplación, y la meditación que logramos conectarnos con la fuente de nuestra fe y nuestra esperanza. De ahí sacamos la energía para cumplir con nuestra tarea misionera. La sociedad misionera promueve la oración personal y comunitaria y la participación frecuente en los sacramentos, especialmente la eucaristía. La contemplación se refiere a desarrollar la sensibilidad para encontrar a Dios presente en la vida cotidiana y en las relaciones con los demás. Y la meditación es una invitación a pensar en las cosas de Dios.

Todos los miembros de la sociedad misionera somos laicos con familia que en la mayoría de los casos hemos estudiado una carrera profesional con la cual nos ganamos el pan de cada día. La sociedad misionera reconoce nuestros conocimientos profesionales como un recurso valioso para nuestro trabajo misionero de varias maneras. Primero, nos da los recursos materiales necesarios para poder hacer en muchos casos el trabajo misionero sin remuneración monetaria o a un mínimo costo. Segundo, es un vehículo para insertarnos en medio de la sociedad secular a la que servimos. Y por último, es un factor importante en la contribución caritativa que hace la sociedad misionera ya que nos da los contactos y los medios para ayudar materialmente a los pobres y necesitados.

ORGANIZACIÓN

La Sociedad Misionera Juan Pablo II está organizada canónicamente como una asociación privada de los fieles en proceso de aprobación por el Consejo Pontificio para los Laicos. Civilmente, esta incorporada como Missionary Societey John Paul II, Inc., a Florida Not For Profit Corporation y tiene estatus federal como un 501(c)3 Tax Excempt religious organization.

La sociedad misionera está gobernada por unos estatutos de carácter canónico y civil que establecen las reglas para el funcionamiento ordenado de la organización. Los estatutos, entre otras cosas, establecen la forma de gobierno, requisitos para la membresía, la índole del trabajo pastoral, etc.

La Sociedad Misionera Juan Pablo II fue fundada el domingo, 30 de marzo del 2008, festividad de la Divina Misericordia, por dos familias: Adriano y Olga García, y Marzo e Iliana Artime.

NECESIDADES ACTUALES

En estos momentos la sociedad misionera está en la fase inicial organizativa. Nuestra primera necesidad es de orientación en cuanto los procesos legales y eclesiales. Legalmente necesitamos ayuda con la aplicación al gobierno federal para el 501(c)3 Tax Excemption y eclesialmente con la presentación de la aplicación al Consejo Pontificio para los Laicos.

En segundo plano, necesitamos ayuda para establecer un vínculo oficial con la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y discernir cual sería específicamente nuestro trabajo en Cuba. Una vez que se establezca el contacto con la COCC necesitaremos ayuda para obtener los permisos necesarios del Departamento del Tesoro para viajar a Cuba.

Tercero, (y quizás estos pasos no estén en el orden adecuado) quisiéramos definir nuestro papel dentro de la Arquidiócesis de Miami y de vincularnos con En Comunión.

PLANES FUTUROS

Tenemos pensado realizar nuestra primera misión en Cuba en el verano del 2009.

NOTAS

1.  Misión Cuba es la primera misión de la sociedad pero esto no significa que nuestro ministerio esté limitado a trabajar en Cuba.

2.  Ver la Oración de Juan Pablo II al coronar la Virgen de la Caridad del Cobre el 24 de enero en Santiago de Cuba.

3.  Ibíd.

4.  Homilía de Juan Pablo II con motivo de la consagración del Santuario de la Misericordia Divina en Cracovia, el sábado 17 de agosto del 2002 (http://www.zenit.org/article-18937?l=spanish).