Hola Monseñor,

Me llamo Marzo Artime y soy de la Sociedad Misionera Juan Pablo II. Le escribo porque una amiga suya, Borja Candocia (Aguabella) me pidió que lo hiciera para contarle de nuestra sociedad misionera. El señor Nicolás Amaro (Tati) me facilitó su correo electrónico y quedó conmigo en que iba a escribirle para dejarle saber que yo le iba a contactar. Antes de escribirle también consulté con Monseñor Felipe de Jesús Estévez, a quien le pareció muy buena idea hacer este primer contacto con vista a una posible colaboración nuestra con su diócesis en un futuro más lejano.

Le cuento que somos una fundación católica llamada Sociedad Misionera Juan Pablo II que se creó con el fin de apoyar a la iglesia en Cuba, primordialmente en lo que se refiere a la Nueva Evangelización. Aunque la sociedad misionera lleva poco tiempo de fundada, la mayoría de los miembros tenemos muchos años de experiencia misionera trabajando más que nada en Haití, la República Dominicana, y México. Algunos tenemos también años de experiencia trabajando con la Pastoral Hispana en los Estados Unidos. Todos los miembros de la sociedad misionera somos laicos, casi todos matrimonios, y la gran mayoría somos cubanos o hijos de cubanos. Todos somos profesionales en varios campos (i.e., arquitectos, ingenieros, educadores, etc.). Todos somos personas comprometidas con Jesucristo y con el trabajo pastoral. Muchos de nosotros servimos activamente en varios ministerios en la Arquidiócesis de Miami incluyendo la pastoral familiar y juvenil.

Hace unos cinco años mi esposa y yo estuvimos en Cuba donde yo no había vuelto desde que salí del país en el año 1970 cuando tenía apenas 12 años de edad. Estando allí conocí brevemente al padre Fernando de la Vega y al grupo juvenil de la Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat en Centro Habana (que era mi parroquia cuando yo era niño). También tuve la oportunidad de ver bien de cerca el trabajo social y pastoral que se está haciendo en la parroquia de La Milagrosa en Santo Suárez (donde estaba muy activa una tía mía, Margarita Artime, quien ya falleció). Fue precisamente a partir de esos dos encuentros que surgió la idea y el compromiso de crear la sociedad misionera. No hemos podido hacer mucho hasta ahora. Incluso, yo me comprometí en aquel entonces con el padre Fernando de la Vega a resolver un sistema de sonido para la parroquia porque el que tienen no se oye bien y todavía no hemos logrado mandárselo. Pero ahora hay esperanzas que se pueda hacer pronto. Ya veremos.

Bueno, monseñor, no quiero tomarle más de su tiempo. Le ruego que nos mantenga en sus oraciones y si usted cree que hay algo en lo que nosotros podamos servirle algún día, déjenoslos saber que para nosotros sería causa de mucha alegría tener la oportunidad de servir a nuestra iglesia en Cuba.

Un abrazo en Cristo Jesús,

Marzo e Iliana Artime
Sociedad Misionera Juan Pablo II
"No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo"

cc: Monseñor Felipe de Jesús Estévez, Obispo Auxiliar de Miami
Borja Candocia
Nicolás Amaro