Miami, 18 de julio del 2008

Mi querido hermano Bilan y demás miembros de la Sociedad Misionera Juan Pablo II,

Es de gran alegría para nosotros el saber que nuestros hermanos dominicanos, a los cuales apreciamos y amamos tanto, se sientan llamados al servicio de nuestros hermanos en la isla de Cuba y en la diáspora.  Queremos por este medio darles la bienvenida a nuestra Sociedad Misionera y al mismo tiempo agradecerles en nombre de todos nuestros otros hermanos misioneros que integran esta hermandad en Cristo que es la Sociedad Misionera Juan Pablo II.

Cristo cuenta con cada uno de ustedes y al mismo tiempo, Él les derramara desde el seno de su infinita misericordia todas las gracias especiales que necesitarán para poder caminar en los caminos de servicio y proclamación de su Pasión, Muerte y Resurrección.  Recuerden siempre una cosa: Dios no llama a los capacitados, Él capacita a los escogidos.  Así sucedió con muchos de los hombres y mujeres de fe que dejaron sus vidas marcadas en la historia sagrada, como Abraham, Moisés, Ruth, David, etc.. Así que ánimo; están en muy valiosa y buena compañía. Dios tiene destinadas grandes cosas para ustedes que con su fe y buena voluntad han dicho sí a su llamado como nuestra amada madre María.

¡Que nuestra señora, La Virgen de la Caridad y los Remedios, desde su humilde santuario del Cobre en la parte oriental de nuestra amada isla, les guíe y proteja, y que Cristo mismo les llene sus corazones con el fuego de su amor!  Reciban también el amor fraterno de sus hermanos en Miami y queden llenos de la paz de Dios y en la esperanza de que pronto comenzarán a recibir las primeras enseñanzas sobre como comenzar esta labor que Dios nos está llamando a realizar.  Nuestro querido Hermano Alfredo Morales les dará las primeras instrucciones de cómo comenzar a formar la comunidad y también recibirán de nosotros cada semana un corto resumen de los temas más importantes a tratar.

Jesús en ti Confío.
Paz y Bien para Amar y Construir.

Adriano y Olga